Mauricio Claver-Carone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), rechazó esta semana que el organismo realizara el giro de 500 millones de dólares correspondientes a un crédito que ya había sido aprobado para Argentina.
En ese marco, Carone declaró que su organismo no está obligado a “apoyar las necesidades de liquidez de los países en crisis” y que “el tumultuoso historial financiero de Argentina afecta de manera única los costos del banco”.
Durante el día de ayer, el BID aprobó un crédito para Argentina destinados a proyectos de descarbonización del sector energético. Se trata de una línea total de US$1140.
El primer giro será por un valor de 200 millones de dólares a cargo del BID, u$s 100 M por parte de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y 100 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y su fin será la modernización de los transportes de energía eléctrica. Además se contemplarán proyectos para aumentar la resilencia ante el cambio climático, así como obras para reducir los gases de efecto invernadero y eliminar la energía eléctrica a base de diésel; fondos para reforestar con especies nativas; y medidas para incrementar la participación de mujeres en el sector de energía.
El préstamo tiene una amortización a 25 años y un período de gracia de 5,5 años.
Mientras tanto, el Gobierno exige que el banco le gire un préstamo de USD 500 millones que en mayo ya estaba listo para desembolsarse por su carácter inmediato (SBL) y que contaba con todos los requisitos para ser aprobado por un comité de la entidad (OPC).
Durante el viaje a Washington de la ministra de Economía, Silvina Batakis, existió un diálogo con Guillermo Francos, representante argentino ante el BID, para intentar destrabar la situación.
El mismo Francos fue quien se quejó de las declaraciones de Carone alegando que se trataban de declaraciones personales y no de la respuesta a un directorio, y logró la semana pasada el apoyo del resto de los países latinoaméricanos que integran el BID para el reclamo del crédito retrasado por 500 millones.
El objetivo de presionar con estas naciones es lograr que el crédito se apruebe antes de fin de mes, ya que luego el directorio entra en receso por las vacaciones del verano boreal y volvería a sesionar recién en septiembre. Mientras tanto el Gobierno aguarda novedades por la extrema necesidad de fortalecer las alicaídas reservas del Banco Central. Fuente: Corta
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